lunes, 25 de mayo de 2009

Registros a brazos caídos

Hacer cola en algunos registros puede costar 300 bolívares y un trámite cualquiera ahora requiere de tres días. ¿Qué pasa cuando el Gobierno toca el bolsillo de los trabajadores? He aquí un ejemplo.


Por Joseph Poliszuk


La gente duerme en los registros de Caracas, pasa sol y hasta lluvia esperando su turno. Hace poco más de un año que cambiaron las cosas a la hora de inscribir una empresa, comprar o vender inmuebles o tan siquiera sacar una partida de nacimiento.


Y la mejor prueba está en el Registro Mercantil V del Área Metropolitana, cuyas colas son tan célebres, que empiezan la noche del día anterior a las puertas de su sede, en la urbanización Chuao.


La Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos puso el tema en agenda esta semana. Hace meses que las colas de los registros advierten que algo anda mal en el servicio, pero el vicepresidente de esa organización, Roberto Orta, denunció el martes "una operación morrocoy" que está retrasando los trámites civiles, mercantiles e inmobiliarios de todo el país.


El fenómeno es claro: el Gobierno tocó el bolsillo de los registradores, notarios y demás trabajadores del área.


Las cuantiosas comisiones se convirtieron en salarios fijos y el corolario de esta historia demostró que en la República Bolivariana de Venezuela no hay quien trabaje por filantropía. "Llevo tres días madrugando para registrar el acta de asamblea de la empresa donde trabajo y no he podido; creo que lo hacen a propósito desde que les quitaron las comisiones", lamentó Rosario Pacheco en medio de la cadena de gente que -aun a mediodía- este miércoles rodeaba el Registro V. "¿Sabes lo triste que es pasar la noche aquí para que después te digan que ya completaron los 50 cupos del día? Tú lo cuentas y parece una película de terror: es inseguro, no hay baños y si te mueves pierdes el puesto".


Esta situación empezó a finales de febrero del año pasado: el ex ministro de Interior y Justicia Ramón Rodríguez Chacín formalizó la centralización del sistema bajo la figura del recién creado Servicio Autónomo de Registros y Notarías. La gallina de los huevos de oro pasó a otras manos y, a partir de ese momento, los clientes se volvieron usuarios.


Pedir un acta de matrimonio, registrar un título universitario o fotocopiar la tradición legal de una empresa significa, desde entonces, una retahíla de pasos para los que sobran quejas entre los usuarios que de domingo a jueves duermen frente a los registros mercantiles.


"Este es el mejor registro de Caracas y aun así hay que llegar a las 5:00 de la mañana", comentó este miércoles Gabriela Galicia cuando salía del Registro Mercantil IV, que está ubicado en Plaza Venezuela.


Cuatro días por un papel


"Un vacío legal permitía a notarios y registradores ganar hasta 500 millones de bolívares al mes, o más, ya que los ingresos se repartían entre los funcionarios de esos organismos", acusó Rodríguez Chacín el 24 de marzo de 2008.


Sus palabras justificaban lo que entonces llamó como "un acto de justicia social". Orta no discute los motivos de la decisión pero a más de un año de la medida advierte, desde la Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos, que las consecuencias y las perversiones del sistema colapsaron la red de casi 500 notarías y registros del país: "Ahora reparten 50 números en oficinas que atendían entre 200 y 500 personas diarias".


Cualquier trámite requiere, en el mejor de los casos, de cuatro colas: un ciudadano debe, en primer lugar, esperar para calcular el precio del requerimiento que solicita.


Cuando por fin lo logra, tiene que ir a la taquilla de alguno de los tres bancos acreditados para pagar su solicitud; posteriormente debe volver al registro para entregar el recaudo y regresar otro día, una vez más, para finalmente firmar, notariar o retirar sus documentos.


Si eso es engorroso, en registros como el de Chuao no atienden más de una solicitud por usuario. Es decir que, con suerte, un ciudadano debe madrugar al menos tres días para tan siquiera obtener un solo documento.


Claro que al final siempre hay otros caminos: en la avenida Urdaneta para nadie es un secreto que a las 7:00 de la mañana aparecen gestores frente al Registro Principal de Caracas.


Y si eso ocurre a tres cuadras de la sede del Servicio Autónomo de Registros y Notarías, la situación no es mejor al otro lado de Caracas, en el Registro Mercantil V, donde la ley de la oferta y la demanda hace tiempo que dejó los pruritos: alquilar un banco de plástico cuesta 5 bolívares, comprar el cupo de alguien que haya pasado la noche en cola sale en 300 y las tarifas aumentan para los que llegan más tarde a entregar o recoger sobres.


El cascabel al gato...


Se trata de una situación que muy pocos denuncian con nombre y apellido.


De cualquier forma no es necesario poner en riesgo a los usuarios, porque hace días que es vox populi.


El portal aporrea.org abre la sección de "Corrupción y contraloría social" con una denuncia sobre el caso. "Atención ministro Tarek El Aissami: en el Registro Mercantil V existen personas inescrupulosas que ofrecen 'venta de puestos' y servicios como 'gestores improvisados' en complicidad con los funcionarios", señala el titular principal de una serie de cartas, denuncias y fotos que muestran la cara de los transgresores. "¿Quién le pone el cascabel al gato?", preguntó el pasado 17 de diciembre uno de los usuarios del foro digital: "Cuando el Registro V está lleno de gente, inmediatamente según ellos se va la línea, no hay sistema, tal como hacen los bancos, y para más, si uno protesta, inmediatamente te dicen, dícelo a Chávez o a Fidel, que mandó a los cubanos a hacer el programa computarizado".


Ningún empleado del Registro Mercantil V quiso atender los llamados que se hicieron para explicar esta situación.


Tampoco en el Servicio Autónomo de Registros y Notarías ni en el propio Ministerio del Interior y Justicia. Orta advierte que más allá de los casos emblemáticos, el servicio colapsó. Recomienda, por eso, abrir taquillas de banco en cada una de las oficinas, volver a implementar las habilitaciones de documentos y aumentar la nómina y el número de oficinas. Es algo que también destacan los empleados de esas oficinas.


El presidente de la Seccional Nacional de Trabajadores de Registros y Notarías del Sindicato Unitario Organizado Nacional de Trabajadores de la Administración de Justicia, Oscar Morón, advierte que hay un problema estructural en el sistema.



Más allá de la operación morrocoy de la que se les acusa, dice que "el sistema es más lento porque el trámite que se hacía en una mañana ahora lleva uno o dos días". Aclara que los trabajadores no están en contra de la centralización del servicio ni aferrados al sistema del pasado.



Asegura que sólo en algunas oficinas de las grandes ciudades recibían las jugosas comisiones de las que tanto se ha hablado, por lo que cree que lo ideal es fortalecer un sueldo fijo y justo, que no deje espacios a los funcionarios para sucumbir ante las ofertas de corrupción que llueven en los registros y notarías de todo el mundo.


"El modelo viejo tampoco era tan bueno, daba salario mínimo a los trabajadores y concentraba los ingresos en comisiones", explica. "Yo defiendo la idea de un tabulador de sueldos, aunque la experiencia muestra que cada oficina también debe tener un incentivo".


Lo que no debe haber, para Morón, es un desorden administrativo, y lamenta decir que las cuentas del Servicio Autónomo de Registros y Notarías no cuadran: "¿Cómo es que recibiendo más ingresos, adeudan a sus empleados los últimos dos aumentos presidenciales, el aporte patronal para las cajas de ahorro, las becas escolares y el bono por gastos de transporte de personal? Eso desmotiva al trabajador".


Cuando este problema estalló, Rodríguez Chacín informó que los notarios, registradores, escribientes y otros empleados solían repartirse entre sí 112 millones de bolívares fuertes cada mes. Si la tendencia se mantiene, el Servicio Autónomo de Registros y Notarías suma 1.344 millones de bolívares fuertes, lo que supera el billón de bolívares de los de antes. "Es un problema estructural", insiste Morón.


"El Servicio Autónomo de Registros y Notarías es casi una pulpería, recibe el dinero pero no rinde cuentas a nadie".


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